Felicidad.
¿Qué es la felicidad? ¿La podemos encontrar fuera o dentro de nosotros mismos? ¿Cuáles han sido los momentos más felices de nuestras vidas? ¿Cuál ha sido el denominador común de todos esos momentos?
Felicidad y el encuentro con los otros.
Si echamos un vistazo a los muchos momentos de nuestras vidas en los que hemos disfrutado de la felicidad nos damos cuenta que la mayor parte de ellos están relacionados con el encuentro con otras personas, pero sobre todo en el encuentro en el que somos capaces de arrancar de ellos alegría, alivio, ilusión y ganas de vivir. El hecho de ser capaces de llegar al otro y de hacer que su vida sea una sonrisa en algo que nos hace sentir muy bien.
Felicidad y el encuentro con uno mismo.
Nadie da de lo que no tiene. Si somos capaces de provocar una sonrisa en otras personas es porque esa sonrisa está dentro de nosotros, aunque muchas veces sea forzada, pero está ahí y creemos en ella, por eso la buscamos en el otro, porque creemos en ella y sabemos lo bien que hace y lo bien que nos hace a nosotros mismos.
La felicidad no dependiente.
Es la felicidad que depende de nosotros mismos y no de los demás. Es la opción que hacemos en nuestra vida para que nada nos turbe y nada nos chafe lo que día a día queremos sentir, vivir y experimentar. La música nos ha invadido con el extraño mensaje de amor en el que nuestra vida nada vale sin la otra persona no está presente en ella. La felicidad tan sólo depende de una persona, de uno mismo.
La felicidad se alcanza cuando la coherencia entre lo que hacemos, pensamos y hablamos caminan a la par. Hay sintonía dentro de nosotros. No hay nada como estar en paz con uno mismo y en sintonía consigo mismo para transmitir esa paz y esa felicidad.
Hay una frase de Walter Riso que tal vez lo defina bastante bien:
La felicidad empieza cuando uno comienza por amarse a si mismo, sólo desde esa experiencia puedes ofrecer lo que tienes, vives y sientes a los demás para que compartan esa felicidad.
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