Son muchos los miedos que tenemos,
a cosas que nunca van a suceder.
Son muchas las desconfianzas que ofrecemos
sin conocer a fondo a las personas.
Son muchos los celos que mostramos
por la propia inseguridad que tenemos
de nosotros mismos.
¿Por qué será? E ahí la cuestión cuando:
- Informarnos sobre aquello que tenemos miedo o desconfiamos nos llenaría de más paz.
- Ser conscientes de que las inseguridades que tenemos muestran más nuestras carencias que los resultados que creemos podemos tener.
- Cuando los miedos, las tormentas y toda nuestra jauría mental obedece más a una falta de comunicación y a inseguridad interna que a la culpa de los demás.
Contemplar la tormenta puede llevarnos a observar la belleza de los rayos, de los truenos, de formas de vivir y de pensar diferentes. Formas diferentes que pueden ayudarnos a ser más libres de todo aquello que nos ata a costumbres, valores, ideas, creencias o personas que, en vez de ayudarnos a crecer, nos inmovilizan en la vida.
Contemplar el miedo,
la tormenta de la vida,
las dificultades del camino,
las puertas que se cierran,
los caminos que se hacen escabrosos,
Contemplar,
un verbo y una actitud
que, en calma,
nos permiten ver
la tormenta en su belleza
y aprender desde ella
a vivir más seguros
de uno mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario