Niños e igualdad de género.
No se si es por el tema de las fiestas Navideñas pero en estos días he caído una y otra vez fotos y reclamos sobre la igualdad de género en la sociedad española. Me imagino que otros países también.
Hace apenas un par de semana se abogaba en todos los discursos electorales por la lucha contra la violencia de género en la que parece que el hombre juega un papel bastante importante puesto que es el causante de al menos unas 52 víctimas mortales este año en España, además de muchas víctimas en el plano físico y psicológico. La respuesta y la propuesta que daban los partidos políticos ante este problema era una mayor formación a la sociedad.
¿Justicia equitativa?
Al mismo tiempo vemos, que por otra parte, hay cantidad de hombres que buscan una justicia y una igualdad ante la ley que impida que se les aleje de sus hijos, o mejor dicho, a los hijos de sus padres por culpa de una situación que no ha llegado a funcionar a nivel de pareja. Hay muchos hombres que se quejan de las dificultades que tienen para poder ver a sus hijos en bases regulares.
Por otra parte, y es bien conocido por los ciudadanos y también por el gremio de la policía, de que el trato que se le da a un hombre denunciado no es el mismo que el que se le da a una mujer. El hombre en caso de agresión física o psicológica pasa directamente a ser detenido y puesto a disposición judicial durante unas cuantas horas. Si denuncias a una mujer por agresión te toman por tonto y a la mujer la dejan en libertad sin ningún tipo de problemas. Podemos ver que la mujer goza de unas ventajas que no tiene el hombre. Y si tenemos en cuenta las muchas denuncias falsas, que aunque parece ser que no representan el 1% de las totales, el hombre queda en una situación bastante lastimosa.
Si nos ceñimos a la parte económica creo que la mujer lleva casi siempre todas las de ganar. Por lo general se queda en el domicilio conyugal y recibe una manutención mientras que el hombre tiene que irse de alquiler, pasar la manutención y si hay hipoteca de por medio ni te digo.
Cuando estas fotos y escritos pasaban por mis ojos me vino claramente a la mente de cómo utilizamos a los hijos como escudos para resolver problemas personales de adultos privando a los niños de lo que es un derecho para ellos, además de truncar la vida de todos. Nuestro hijos no son una posesión nuestra que podemos utilizar en base a nuestras emociones e intereses. Son hijos de la vida tal y como lo describe Khalil Gibrán:
“Tus hijos no son tus hijos
Son hijos e hijas de la vida deseosa de sí misma.
No vienen de ti, sino a través de ti y aunque estén contigo no te pertenecen.
Puedes darles tu amor, pero no tus pensamientos,
Pues ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes hospedar sus cuerpos, pero no sus almas,
Porque ellas viven en la casa del mañana, que no puedes visitar ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos, pero no procures hacerlos semejantes a ti
porque la vida no retrocede, ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco del cual tus hijos, como flechas vivas, son lanzados (…).
Deja que la inclinación en tu mano de arquero sea hacia la felicidad”.
Formación para la igualdad pero, ¿qué tipo de formación?
Cuando se habla de formación para evitar todo lo que es la violencia de género, ¿también se habla de formar a la ley para que todos seamos iguales ante ella y de arreglar cualquier situación que pueda llevar a una desigualdad que deje en la desgracia a uno o a ambos? ¿Pensará la formación en equiparar y en medir a todos por el mismo rasero? La frase de Marie Curié es bastante clara al respecto. Cualquier ley que proteja a uno más que otro, hace más pequeño y vulnerable a quien protege.
Podríamos hablar largo y tendido sobre este tema. Habrá ocasiones para ello. Pero acabo con una historia que refleja donde reside el amor a nivel real y a lo que tiene que renunciar en muchas ocasiones un padre y una madre para que sus hijos vivan. La historia del Rey Salomón. El amor el otro y la libertad para que el otro viva es lo que determina el parentesco real:
Dos mujeres comparecieron ante el rey Salomón con dos bebés, uno muerto y otro vivo. Ambas mujeres afirmaban que el niño vivo les pertenecía, y decían que el muerto pertenecía a la otra. Una de ellas declaró:
-Oh señor, ambas dormíamos con nuestros hijos en cama. Y esta mujer, en su sueño, se acostó sobre su hijo, y él murió. Luego puso su hijo muerto junto al mío mientras yo dormía, y me quitó el mío. Por la mañana vi que no era mi hijo, pero ella alega que éste es mío, y que el niño vivo es de ella. Ahora, oh rey, ordena a esta mujer que me devuelva mi hijo.
La otra mujer declaró:
-Eso no es verdad. El niño muerto le pertenece, y el niño vivo es mío, pero ella trata de arrebatármelo.
El joven rey escuchó a ambas mujeres. Al fin dijo:
-Traedme una espada.
Le trajeron una espada, y Salomón dijo:
-Empuña esta espada, corta al niño vivo en dos y dale una mitad a cada una.
Entonces una de las mujeres exclamó:
-Oh mi señor, no mates a mi hijo. Que la otra mujer se lo lleve, pero déjalo vivir.
Pero la otra mujer dijo:
-No, corta al niño en dos, y divídelo entre ambas.
Entonces Salomón declaró:
-Entregad el niño a la mujer que se opuso a que lo mataran, pues ella es la verdadera madre.
Y el pueblo se maravilló de la sabiduría de ese rey tan joven, y vio que Dios le había dado discernimiento.
1 Reyes 3:16-22
Detrás de toda picaresca que haya detrás de hombres o mujeres lo que importa es que el otro viva y no sea objeto ni de venganzas ni de resentimientos. Si quieres saber algo sobre el tema puedes seguirlo aquí
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