¿Cuánto nos cuesta escuchar, ya no sólo una verdad, sino lo que otros piensan de diferente sobre nuestras verdades o creencias? Hay gente que reacciona de forma fanática, comienza a hablar sin dejar que el otro se exprese, alza el tono de voz como si al hacerlo fuera a tener mucha más razón o, simplemente, rehuyen cualquier tipo de dialogo.
Hacemos un poco lo que hacen los niños cuando intentan esconderse de los padres o de otros amigos y lo único que hacen es no mostrar la cabeza. No querer enfrentarnos a la crítica de nuestro propio estilo de vida, de nuestras ideas o creencias deja entrever que hay un miedo a no querer enfrentarnos a la realidad y a las diferentes verdades de la vida.
Podemos vivir en una isla mental, social, familiar. Al final la realidad se impone y lo que es verdad seguirá siéndolo y lo que es erróneo se dejará ver como tal. La ciencia avanza y sí lo hace es gracias al contraste de lo que se experimenta. La ciencia está abierta al error para poder mejorar la realidad. Si el método científico se basa en uno de los pilares del "contraste" para poder crecer y evolucionar, ¿por qué no abrirnos nosotros también al análisis y contraste de nuestras ideas, creencias, valores y estilos de vida. ¿Miedo a toparnos con la realidad?
La realidad somos nosotros y la misma vida. De nada nos sirve ponernos caretas o de cerrar los ojos. Saborear la vida y lo que somos es conocernos tal y cual somos sin tapujos.
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