Hoy me vino a la mente esta frase de Jesús. La primera vez que la escuché me resultó muy dura, pero a medida que iba profundizando en ella me resultaba no sólo evidente sino también necesaria.
Son muchas veces las que queremos algo en la vida y no somos capaces de dejar de mirar para atrás. Lo que dejamos tiene mucha más fuerza que aquello que queremos. Estamos anclados a experiencias vividas. Caemos en dependencias de situaciones y de personas.
Alimentar lo que sí queremos nos permite cerrar círculos y emprender nuevas experiencias que en realidad sí queremos en la vida.
Son muchas las disculpas que nos ponemos a nosotros mismos, tenemos que ser valientes y preguntarnos a nosotros mismos: ¿Qué es realmente lo que queremos? Y una vez que tengamos la respuesta nos queda simplemente una cosa: Ir a por ella, sin mirar hacia atrás ni hacia los lados.
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