“Una vida no examinada no vale la pena vivirla."
"Dudar (sanamente) es empezar a aprender."
Los escépticos griegos nos ayudan a ser un tanto realistas. En un mundo en el que los sentimientos juegan un papel muy importante se nos educa a vivir según los impulsos del marketing, de tal manera que elegimos por todos los sentimientos que producen dentro de nosotros.
Si vemos los anuncios que nos invitan a comprar están enfocados a nuestros sentimientos y a convencernos sin importar el coste que pueda tener en nuestras vidas. Sentimientos que harán que nos coloquen por momentos en lugares que siempre hemos deseado, roles a los que aspiramos y otras tantas situaciones que muy probablemente no tienen nada que ver con lo que se vende.
Desde el punto de vista político todo es convencer a aquellos que nos tienen que votar. "Hablar al corazón de la gente", decían algunos. "Hablar el lenguaje del pueblo", decían otros. Lo importante es convencer, vender la imagen, el voto, el poder. Y todo basado en una serie de sentimientos y necesidades que tenemos, pero que muchas veces se alejan de las promesas reales que ofrece.
Dudar examinar, tener una conciencia crítica, analizar concienzudamente requiere apartarse de los sentimientos y verificar lo que se está dando, vendiendo, diciendo o prometiendo. El equilibrio entre las emociones y la realidad está en el análisis real y crítico que nos ayudan a conocer la verdad. Es más, a profundizar en ella.
El problema es que nos cuesta pensar, analizar, examinar. Hoy decimos que es "comernos la bola" y "barruntar malamente la mente". Pero la realidad nos dice que si somos racionales por algo será. Los sentimientos son importantes, pero la razón está ahí para equilibrar nuestras vidas.
Sentarnos, pensar y analizar es saludable y, a la larga, parte fundamental del éxito que perseguimos.
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