Estamos en Navidad y nada mejor que verla como el nacimiento de un auténtico líder que ha cambiado la historia de la humanidad. Una historia basada en el servicio que deja bien manifestado en el lavatorio de los pies de la Última Cena y sobre todo en el nombre que se elige "Emmanuel", Dios-con-nosotros".
- Dominar el Contexto y no que el contexto que te domine a ti. Hace falta tener un buen aplomo, conocer las circunstancias que te rodean, interesarse por ellas y tener una visión que va más allá del presente.
- Comprender lo básico. ¿Qué es lo básico? Las ganas de aportar y de sentirse útil a los demás. Es lo que aportará ilusión energía, entusiasmo y un alto sentimiento de auto realización
- Conocerse a uno mismo. Es el punto de partida. Damos de lo que somos y partimos desde donde estamos. Descubrir dentro de nosotros muchos valores, actitudes y cualidades que viven latentes o de forma inconsciente en nosotros.
- Conocer el mundo que te rodea. Es parte del contexto pero también el desarrollo del interés y de la curiosidad por lo que desconocemos.
- Actuar por instinto. Cuando la preparación y el conocimiento se trabajan las oportunidades se aprovechan y ellas se dan cuando las intuimos, las construimos y nos adelantamos a realizarlas en vez de que otros se adelanten o las hagan.
- Dejar que emerja el Yo. Es lo que nos hace únicos, nuestra propia identidad, nuestra insignia personal, nuestro sello que es lo que nos hace diferentes como personas.
- Triunfar sobre el caos. Es la visión de futuro, la tierra prometida hacia la que se avanza, el saber ganar en río revuelto, el tener una actitud proactiva y creativa. Tener una mentalidad positiva que no se deja llevar por la dificultad sino que se proyecta hacia lo que se quiere conseguir, los objetivos y las metas.
- Poner a los demás de tu parte. Solo lo conseguiremos cuando tengamos una actitud de ganar, ganar; una actitud de servicio y de hacer posible que los demás triunfen con uno mismo. Es saber ver el dolor de la gente, escuchar su clamor y bajar para caminar con ellos hacia una tierra prometida.
- Tener en cuenta que la propia organización puede ayudar o estorbar. Los objetivos no son las instituciones u organizaciones, sino las personas. Sólo cuando la personas prevalece sobre la institución u organización, éstas tienen sentido.
- Forjar el futuro. El futuro es lo que se quiere, lo que se desea y no lo que se rechaza. El futuro tiene sentido cuando es una respuesta a un presente que esclaviza a la persona y no le permite ser ella misma.
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