Me recuerda a la fabula o al cuento del pescador que fue invitado a no pescar solo con caña, luego no solo con una pequeña barca, para más tarde ser invitado a tener toda una flota. ¿Para qué? preguntó el pescador. Para que cuando te jubiles puedas disfrutar del tiempo y de tu familia. A lo que el pescador respondió: "A eso iba en estos momentos".
Así de cruda es la realidad. Nuestro gran dilema transcurre entre el ser y el tener. Podemos tener absolutamente de todo y ser unos auténticos infelices. Basta con ver a nuestro alrededor y ver la cantidad de personas que "tienen" y que tienen que apoyarse en alcohol, drogas, ansiolíticos y un largo etcétera de cosas.
Solo cuando nos aceptamos y gozamos de nosotros mismos seremos auténticamente felices y poseeremos lo más importante: a nosotros mismos. Y creo que con ello accederemos a otra cosa no menos importante: gozar de la vida, de nosotros y de los demás.
"Ser o tener", ¡eh ahí la cuestión.
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