Siempre ha sido un dilema hacia donde mirar, porque la mirada, el pensamiento que tenemos influye poderosamente en lo que hacemos. ¿Elegimos o renunciamos? ¿Queremos esto o no queremos aquello? El poder del enfoque, y en especial el enfoque lingüístico con el que nos dirigimos hacia nosotros mismos es muchas veces determinante.
- ¿El no por delante? Expresiones como quiero dejar de fumar, no quiero estar gordo, no deseo este tipo de vida hacen que nuestra mente esté enfocada en lo que no queremos en vez de enfocarnos en lo que sí deseamos. Elegir un lenguaje mucho más positivo nos hace visualiza lo que sí queremos y deseamos. Permite que nos motivemos mucho más. Quiero sentirme ágil, tener una mayor calidad de vida, descansar más a menudo, vivir con más tranquilidad nos enfocan a lo que queremos y deseamos. Nos permite visualizarlo y al visualizarlo nos permite desearlo con más intensidad. Con ello vendrá una mayor motivación.
- Si renunciamos al tabaco, a las comidas copiosas o que nos afectan a la salud, a dejar la comodidad nuestra vida y nuestras decisiones cargarán con un sobrepeso, el de aquello que dejamos. Es muy difícil caminar por la vida con sobrepeso. Lo que dejamos atrás lo dejamos por la simple y sencilla razón de que hemos elegido. Y si hemos elegido nuestra vida tiene que valorar lo que elegimos y fijarse constantemente en ello. Nos permitirá caminar con más tranquilidad e ilusión.
- No eliminamos hábitos o costumbres. Elegimos otras cosas, otros estilos de vida, nuevos hábitos. En la medida en que damos lugar a lo nuevo, lo viejo o perjudicial irá desapareciendo sin que tengamos que luchar contra ello. No eliminamos, transformamos y elegimos lo que nos conviene.
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