La confianza es la base de que algo pueda llegar a funcionar en el ámbito familiar o en el empresarial. Hace unos días vivíamos en el colegio de mi hija un desafortunado suceso por culpa de una mala manipulación de los alimentos. Más de 200 personas se vieron seriamente afectadas por una salmonelosis que llevó a un bien número de niños y profesores a ser hospitalizados.
Hasta ahí todo puede ser normal, dentro de lo grave que puede ser la situación. Pero la falta de comunicación generó una desconfianza y de ahí a un malestar mucho más grande en un amplio sector de padres de alumnos.
Quizás la situación se dio en un momento que nadie esperaba, un fin de semana largo, donde el colegio estaba cerrado y los comunicados o las incidencias se daban ya fuera del contesto escolar. Esto y la sorpresa de las intoxicaciones hizo posible que no se gestionara bien la situación y creara un malestar grande en el entorno de padres.
Hoy le sucedía lo mismo a un amigo en el entorno laboral con un problema de comunicación sobre unos pagos a realizar.
¿Qué sucede cuando falla la comunicación? Que las cosas no se ven claras. ¿Y cuando no se ve claro? Se generan dudas. ¿A dónde lleva la duda? A la perdida de confianza. ¿Y la perdida de confianza? Al deterioro de una relación, de una empresa o de una economía. De hecho a nivel de economía existen los llamados indices de confianza que hacen que un inversor se decida a poner el dinero o a esperar a momentos de mayor confianza.
Confianza, comunicación, claridad, valor en expresar lo que realmente pasa es lo que hace posible que todo crezca en armonía. Hay que desarrollar una mayor cultura comunicativa en esta sociedad de la comunicación, un mayor diálogo para que se pueda dar una mayor confianza en la que invertir nuestro crecimiento como personas, como familias, como amigos, como empresas y como economía a nivel global.
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