14/2/14

La decisión más difícil.



Hay decisiones que pueden tener trascendencia en nuestra vida, hay otras que no tanto. Hoy han aprobado una ley en Bélgica en la que aprobaban la eutanasia infantil sin limite de edad. Dentro de esa decisión entrar como partes primordiales el niño que decide morir y los padres del niño que aceptan y apoyan la decisión del hijo. Nada fácil. Decisiones, y nunca mejor dicho, de vida o muerte. Y dentro de esas situaciones se barajan ámbitos de sentido común y decisiones o visiones un tanto morales: nadie puede decidir sobre la vida y la muerte sino Dios, rezan nuestras tradiciones religiosas.

¿Es fácil para una persona decidir querer morir y querer acabar con su vida? Tal vez la parte más afectada lo tiene más claro: hay vidas que para uno no tienen sentido. De hecho y sin llegar a la eutanasia, ¿cuántas personas hay que deciden quitarse la vida? Podemos decir que en medio de la tormenta no son capaces de ver el sol que puede venir. Pero hay situaciones inminentes de muerte donde la vida depende tan sólo del tiempo y de las máquinas. ¿Tiene sentido el prolongarlas?

Somos muy humanos a la hora de sacrificar animales que están ya en situaciones que no somos capaces de ver. Son muchas personas las que llevan a su animal o mascota al veterinario para que con una inyección les ayude a morir y salvar todo un proceso de sufrimiento. Lo hacemos por ellos, por los animales. ¿Y por las personas?

No es fácil tomar decisiones de este tipo, máxime cuando está en juego la vida de alguien a quien quieres pero, ¿se puede en nombre del amor evitar el sufrimiento inútil y sin sentido? Tal vez sea una señal de amor y de amor profundo, un amor que opta por la persona más allá de las leyes y de las morales de turno. Quizá sea un amor profundo el optar por la muerte y al mismo tiempo por la vida, porque desde la misma fe sabemos que la muerte no es un final del camino sino un cambio de vida. Si optamos por la muerte es caso de situaciones extremas e irreversibles, ¿no estamos optando por un cambio de vida, un cambio dentro de una nueva dimensión?

Así y a todo, la decisión no es fácil. El amor, el afecto, el sentido de pertenencia, el sentido de la vida, las propias creencias racionales o no, no lo hacen fácil. Pero hay algo que nos ayudará a tomar la decisión correcta en un sentido u otro: el sentido que le damos a nuestra vida. Ser congruentes con lo que pensamos, queremos y deseamos en la vida es lo que nos ayudará a tomar decisiones con equilibrio aunque no dejen de ser difíciles de tomar y de asumir.


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