El papa sigue dando esas sorpresas pequeñas y que no dejan de ser significativas. La última la de reconocer a un sacerdote argentino en plena plaza de San Pedro e invitarlo a subir en su coche. Aunque el detalle ha sido con un sacerdote conocido suyo no deja de ser un detalle de cercanía donde podemos aprender varias cosas:
- Las personas estamos por encima de todo protocolo. Muchas veces reparamos en el saber estar y en el que puede pensar la gente sobre nuestra forma de actuar. Romper el protocolo en el caso de Francisco, o romperlo como lo hizo Jesús cuando se dejó lavar los pies por la mujer pecadora e incluso dejárselos secar con su cabello, todo un símbolo sexual en aquella época, nos da la certeza que la cercanía es lo que más llega a la persona humana.
- La vida está en los detalles y no en los discursos, y sobre todo en los detalles que hacen del amor algo totalmente natural, espontáneo y libre. El amor no está en función de la foto y de la popularidad que puedas obtener de lo que haces y, sobre todo en el caso de Francisco, cuando sale de una forma totalmente natural y espontánea.
- El líder, el pastor en caso de Francisco, es el que abre el camino, el que con sus detalles y su forma de vivir va mostrando el camino a los demás. Sabemos que los hechos hablan mucho más que las palabras. Son nuestras decisiones, nuestros hechos, nuestra forma de actuar y de vivir la que habla por si sola, la que anuncia lo que es creíble y lo que llega a cuestionar muchos modelos de vida diferentes a los nuestros, y no por la imposición sino por la autenticidad de la propia vida.
La vida se compone de detalles, y son los detalles los que dan sentido a la vida y a cada cosa de lo que hacemos.
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