He estado leyendo una entrevista a Irene Villa una mujer que cuando era niña sufrió la consecuencia irremediable de perder sus dos piernas en un atentado terrorista. En estos días un buen número de terroristas, violadores de niñas y mujeres, asesinos han salido a la calle debido a una ley que muchas veces es difícil de comprender. A las puertas de la prisión aguardaban víctimas del terrorismo, de personas asesinadas, violadas o maltratadas. Como era de esperar increpaciones, insultos y toda clase de palabras que manifiestan el sentimiento, el pesar y el sinsentido de muchos que se siguen sintiendo víctimas. Y la gran pregunta es: ¿es posible el perdón? ¿es posible vivir sin esa carga emocional que éstos u otros hechos que van aconteciendo en la vida nos hundan en nuestra propia miseria?
A Irene le hacen una pregunta:
-¿Hablaría con ellos?-No veo por qué no, ha sido un error y ya está. Creo que si se arrepienten merecen una segunda oportunidad. Quiero que me quiten el título de víctima de ETA porque afortunadamente hace años que dejé de dedicarme al debate antiterrorista. No me hizo ningún bien, yo no tengo nada que ver con la política. Lo mío es la psicología, el deporte, la superación y el coaching.
Respuesta realmente clara y concisa, y valiente. Cómo diría Paulo Coelho no podemos permitir que las situaciones nos impidan ser nosotros mismos, de lo contrario viviríamos en una cárcel permanente que nos impediría vivir felices y contentos.
El perdón es difícil pero quien más se beneficia de él no es el infractor, sino quien no es capaz de desligarse del dolor, quien no puede volver a ser uno mismo, quien viven condicionado por experiencias del pasado, quien pierde su libertad para vivir.
La vida es así vista desde unos valores que propugna el mismo Jesucristo, unos valores para poder vivir en plena libertad, siendo nosotros mismos. Los sentimientos y las emociones no deberían quitarnos esa libertad en la que, día a día y en medio de tantas dificultades, tenemos que vivir.
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