Hoy me reuní, una semana más, con Natalia y con Ricardo, dos Coaches amigos. Estamos preparando un proyecto de Coaching para padres y profesores de niños con Deficit de Atención e Hiperactividad. Es un proyecto interesante en el que me siento contento y realizado porque veo que entre los tres va surgiendo una complementariedad importante. Valorar y apoyar lo que uno dice, aportar y abrirse a las sugerencias de otro hace que lo que uno aporta adquiera una dimensión mucho más grande y profunda y que lleguemos a propuestas realmente interesantes como las que estamos elaborando.
Hubo un momento en el que se lo dije a Natalia: "Me siento a gusto y pletórico; a mediad que vamos trabajando y conformando el proyecto veo que sale mucha más riqueza y creatividad de mi mismo y de los demás. Hacía tiempo que no me sentía así de inspirado y creativo".
Reflexionando un poco sobre ello me doy cuenta de la importancia que tiene el que se valoren las ideas que se pueden aportar al resto del grupo. También valoro que puedan ser puntos de partida para que las perfeccionen con los puntos de vista e ideas de otros. Y así se lo decía a Ricardo: "Uno más uno ya no son dos; es mucho más. De tu aportación y la mía surgen no dos ideas sino tres, cuatro, cinco o vete tu a saber cuantas más."
Es verdad, cuando hablas con libertad y compartes lo que llevas dentro, ves que es aceptado, aunque sea retocado en poco o en mucho, y tenido en cuenta es como si dentro de uno mismo se desatara un torbellino de creatividad con el que no contabas y hasta pensabas que no podía estar merodeando dentro de ti.
Interdependemos unos de otros. Nos necesitamos, tanto para dar como para recibir. Y lo más curioso es que de esta interdependencia surgen cosas que ni unos no otros teníamos en un principio. Es una especia de embarazo creativo que surge de esa actitud de compartir. Cuando se comparte lo poco que se tienen, como en la multiplicación de los panes y de los peces, surge mucho y, a veces, hasta sobra. ¿Por qué? Porque dentro de nosotros hay abundancia, una abundancia que muchas veces nos negamos a reconocer y a compartir pero, cuando lo hacemos, vemos como se genera mucha riqueza. Es lo que llevamos dentro y lo que surge cuando lo compartimos.
¿Lo mejor de todo? Los frutos que se pueden sacar de todo esto. ¿Sabes? Soy muy optimista y creo que se van dando muchos pasos para alcanzar grandes logros, fruto de los pequeños que cada día se van consiguiendo.
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