4/6/13

Seguridad vs Libertad



Lo leía el otro día en el libro de Mario Alonso Puig, "Re-inventarse" y lo hablaba hoy con una persona: "Si nos ponen a decidir o a escoger entre "libertad" y "seguridad", ¿qué escogeríamos? Por suerte o tal vez por desgracia la mayor parte de nosotros escogeríamos la seguridad. La libertad nos abre las puertas a la autenticidad, mientras que la seguridad nos mantiene anclados y esclavos de lo malo por conocido y no de lo bueno por conocer.


La seguridad, las zonas de confort de nuestra vida, los apegos emocionales o afectivos que tenemos y otras situaciones de dependencia económica o emocional que tenemos hacen que optemos por el sentido pesimista de nosotros mismos y de la misma vida en vez de las capacidades reales que tenemos dentro de cada uno de nosotros.

¿Creer en nosotros mismos o creer en la seguridad mal pagada que nos ofrecen otras personas o realidades de la vida? ¿Vivir constantemente arrodillados ante las circunstancias de la vida o creer en nuestra capacidad de crear otras nuevas?

La inseguridad nos produce miedo, pánico y parálisis. Nos perdemos nuevas experiencias que nos ayudarían a ver una imagen mucho más real y positiva de nosotros mismos. La experiencia nos dice que cuando nos hemos encontrado en zonas de inseguridad hemos sacado desde dentro de nosotros mismos que jamás hubiéramos sospechado. Y si en esas ocasiones queríamos manifestar nuestro amor a alguien, pareja, padres, hijos, amigos u organizaciones, lo que hemos aprendido sobre nosotros mismos mucho más nos ha sorprendido.

La vida, una vez más, nos saca de la seguridad y nos lleva a la oscuridad, a la confusión, a la crisis, situaciones en las que uno aprende, crece, se forja, se renueva y pule el inmenso tesoro que lleva dentro. Son situaciones, a veces, donde no puedes elegir, porque la comodidad no la tienes y donde la libertad es el único camino que te queda si no quieres morir en el sinsentido de la misma vida.

Queremos una seguridad que no nos llena, rechazamos una libertad que nos permitiría ser nosotros mismos con todo nuestro potencial y hacernos sentir bien. Toda una dicotomía, una lucha interna, un dilema ante el cual tenemos que decidir. Lo que si es cierto es que la sonrisa que se despliega en nuestro rostro cuando somos libre, lo deseamos y lo sentimos nadie nos la puede quitar aún cuando vayan acompañadas de lágrima. Porque "solo la verdad, como dice Jesús, nos hace libres".


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