7/5/13

Motivandonos



Hoy he seguido leyendo el libro de José Antonio Marina de "Educar en el Talento. El tema central de hoy era la motivación para llevar a cabo nuestro talentos, una motivación que se da cuando confluyen tres elementos muy importantes:

1. El deseo. No hay motivación sin que realmente deseemos algo. Desear, ¿Deseamos todos algo? Yo creo que si, aunque muchas veces nuestros deseos no estén en función de nuestros objetivos. Es curioso que para la mentalidad oriental los deseos nos alejan de la felicidad mientras que para los occidentales sean fuentes de placer y de satisfacción. Podemos correr el riesgo de vivir sin deseos o vivir con la preocupación de ser víctimas o esclavos de ellos. Lo importante del deseo, según José Antonio Marina, es que esté en función de los objetivos que queremos conseguir en la vida. Es decir, de las expectativas.

2. Las expectativas. Detrás de cada deseo se esconde algo, un premio, una recompensa, un aliciente. El premio de resolver algo, de sentirse capacitado para un trabajo, el reconocimiento por parte de los demás, una subida de autoestima o cualquier premio de tipo material. Son recompensas que satisfacen necesidades personales, sociales o de cualquier otro tipo. Es por eso que cuando alguien en Coaching nos dice de querer conseguir un objetivo una de las primeras preguntas es el "para qué". Si no hay expectativas fuertes en el deseo la motivación será débil.

3. Los facilitadores. Es todo aquello que hace posible la consecución de nuestros objetivos. Aquí entra todo, la dureza, la tecnica para conseguirlo, los obstáculos, los medios, las personas que nos ayudarán o que nos frenarán. Cuanta mayor sea la dificultad puede mermar la motivación. Es por ello que hay que tenerlo en cuenta. Las dificultades estan ahí para observarlas, estudiarías y ver la posibilidad de resolverlas. Sin las tomamos como parte del proceso y como parte de nuestro reto es más fácil acrecentar la motivación. Y si las dificultades las vamos desgranando en objetivos más pequeños, mejor. Cada objetivo pequeño será un logro para poder dar el siguiente paso.

Motivar y vender sueños, tanto a nosotros mismos como a otros, implica un tarea muy importante: tener claro lo que queremos y el valor que supone para nosotros en la vida; es decir, lo que nos aporta. El saberlo y el ser consciente de ello es importante. La estrategia, el cómo, no lo es menos. Nuestra mente, en especial el subconsciente, juega un papel muy importante, aunque sentarse a pensar y a programar sea también muy importante. 

Vendernos a nosotros mismos el producto y también a los demás no es algo que podemos dejar a la improvisación. La claridad de ideas, motivos y deseos junto con las estrategias requiere de tiempo y preparación, así como de entrenamiento. Cuanto más arraigado esté dentro de nosotros, más profunda será la motivación.

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