Renunciar a mi pasión es
como desgarrar con mis uñas
una parte viva de mi corazón.
Gabriele D’ Annunzio
¿Cuál es la diferencia entre estar vivo o muerte? ¿Qué es lo que nos mantiene vivos cada día? Y cuando digo vivos me refiero a ilusionados. La pasión que sentimos por lo que hacemos o por lo que tenemos es lo que hace que haya vida dentro de nosotros. La pasión y la motivación van juntas de la mano.
¿Has vivido alguna vez con pasión? ¿En el trabajo? ¿En tus relaciones personales? ¿En tu vida personal? La pasión nos impide dormir; hace que nos levantemos antes y que caminemos con toda la agilidad del mundo.
La pasión nos lleva a buscar, a indagar, a profundizar y a querer conocer y dominar, en el buen sentido de la palabra, aquello que deseamos y buscamos.
La pasión hace que seamos creativos, que aportemos desde nuestro interior más riqueza a las situaciones que vivimos.
La pasión hace que cada obstáculo se convierta en un reto en vez de ser un freno.
La pasión nos lleva a crear las circunstancias en medios adversos para que crear las nuevas circunstancias que hagan posible nuestros sueños.
La pasión es aquello que convierte la vida en algo digno de vivir y no un valle de lágrimas por el que lamentarse.
La pasión es aquello que nos hace imagen y semejanza de Dios: creadores de vida y energía que alimentan a la misma vida.
La pasión es, simplemente, saborear la vida, las ganas de vivir y de que los demás dejen nacer en ellos la misma pasión que le invite a ser vida para ellos mismos y para los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario