Este hábito de efectividad representa la posibilidad de asumir nuevos desafíos en un ambiente de libertad individual y responsabilidad social de la persona humana. Este es el hábito de la conciencia y conducta de responsabilidad, el que resulta determinante en cada persona para comprender sus realizaciones y frustraciones, sus retos y sus respuestas, sus ambiciones y sus logros.
Es muy importante entender que entre los estímulos, procedentes del ambiente externo e interno, y las respuestas, manifestadas en conductas observables o no, existe la libertad interior de decidir.
Algunos ejemplos ilustrativos:
Valorar positivamente la proactividad porque su práctica cotidiana le significará también mayor libertad personal.
Sentir, pensar y actuar reconociendo que la familia es la responsabilidad más importante.
Aceptar nuevos retos que desafíen a cuestionar y romper la precaria seguridad para desarrollarse cada vez más.
Supere con decisión y valor las barreras internas y externas que impiden actuar en forma proactiva.
Anticíparse al futuro diseñando con creatividad y oportunidad acciones preventivas.
Actúar con suma responsabilidad en el trabajo como un camino inteligente para progresar.
Reafirmar día a día la responsabilidad que tiene sobre su propia vida.
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