Hay algo de lo que huimos normalmente: el esfuerzo, la capacidad de sacrificio. Si vemos a las personas que han cosechado logros y éxitos en su vida tienen una característica en común, su capacidad de elegir y renunciar; su capacidad de privarse y sufrir carencias por un periodo de tiempo para alcanzar lo que quieren en un futuro.
¿Por qué nos cuesta el sacrificio y el esfuerzo? ¿Por qué optamos más por la renuncia a lo que queremos que sacrificarnos por lo que deseamos?
Tal vez la clave está hacia donde miramos. ¿Miramos al dolor? Escapamos de él. ¿Hacia el sacrificio? Miedo y terror.
La mirada tiene que estar puesta en lo que queremos y no en lo que dejamos; en aquello por lo que optamos y no por lo que renunciamos. Si llenamos nuestra mente de dolor y de negatividad no habrá nada que nos motive.
Valorar lo que queremos y dejarlo penetrar en nuestra mente y nuestro cuerpo, pensamiento y actitud? Mente y cuerpo, pensamiento y actitud corporal una simbiosis que nos lleva al éxito.
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