Me comentaba una persona hoy sobre la preocupación que tiene cada vez que su hijo le dice que está aburrido. Todas las propuestas que le hace el hijo es la de salir de casa. La tentación, pensaba ella y también yo, es darles todo hecho a nuestros hijos. Lo mejor es dejarlos solos frente al aburrimiento y permitirles que ellos mismos se busquen la salida. Es una manera de fomentar la imaginación y la creatividad.
A veces lo he visto con mi hija, que me pide lo mismo. Acaba cogiendo sus muñecas o sus pinturas y haciendo cosas que a ella le gusta así como hacer ejercicios de gimnasia que le encanta o ponerse a cantar. La cabeza la tenemos para algo más que para llevarla encima de los hombros o para peinarnos. Tengo la sensación que tenemos miedo y pánico a tener que pensar, a buscar y a desarrollar nuestros propios recursos. Pero es ahí, cuando utilizamos nuestros propios recursos, cuando mayor partido le sacamos. Y a veces no hay nada como que nos dejen solos para salir por nosotros mismos del paso.
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