No dejaban de sorprenderme las noticias de ésta noche en la televisión: había crecido el número de muertes por culpa del sistema nervioso, también lo habían hecho los números de suicidios y el número de ansiolíticos que tenían que tomar las personas para mantener el equilibrio: stress y ansiedad eran las dos enfermedades que subían como la espuma. ¿Qué nos está pasando?
Tal vez sera la falta de equilibrio entre lo que somos y lo que nos gustaría llegar a ser; entre lo que tenemos y lo que nos gustaría obtener; entre la situación en la que estamos y la que nos gustaría estar. ¿Ser o tener? Eh aquí la cuestión. No es un problema nuevo, lo es desde antiguo. Ya las antiguas mitologías mostraban esta cara tan oscura del ser humano, el descontento consigo mismo. ¿Te acuerdas de Adán y Eva? Pues ahí lo tienes, el no conformarse con lo que uno es y aspirar a lo que no se puede llegar a ser, "Dios", va creando ya una ansiedad que entre los primeros síntomas es el huir de si mismo y esconderse y taparse para no ser reconocido. Un miedo a ser uno mismo.
Saber admirar lo que uno es y lo que uno posee, por poco que sea, ya es una gran riqueza, un punto de arranque para vivir feliz, relacionarse con los demás y saber sonreír a la vida. Lo más curioso es que cuanto más te aceptas menos te inhibes, más te abres a los demás y más ofreces de ti mismo.
Las metas y los objetivos a alcanzar en la vida son importantes y necesarios, pero lo más importante no es el alcanzarlos en sí sino el proceso que nos llevan hasta ellos, porque son procesos en los que mostramos lo que hay de valor en nosotros mismos.
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