¿Somos dueños de nuestras ideas y pensamientos o son éstas las que se adueñan de nuestra vida? ¿Somos capaces de controlar nuestros pensamientos o son estos los que nos controlan a nosotros? Parezca o no está en juego nuestra libertad y nuestra apertura a la verdad. ¿Cómo controlar nuestro pensamiento y dirigirlo hacia aquello que realmente puede beneficiar nuestro crecimiento, nuestra vida y nuestro éxito en ésta?
Un pequeño ejercicio de observación nos puede dar la libertad y la objetividad para ser consciente de la importancia desmesurada que podemos llegar a darle a nuestras ideas y pensamientos y como llegamos a depender de ellos. Muchas veces caminamos por la vida, precisamente, "cargando" con ideas, pensamientos y creencias que en ocasiones se convierten en freno, en otras se convierten en carga y las hay en las que se convierten en auténticos compañeros de camino.
Si hiciéramos este pequeño ejercicio de salir al balcón y observar todo aquello que viene y va, simplemente observar y contemplar, sin poner etiquetas, juicios, prejuicios o valoraciones, ¿qué pasaría? Lo más posible es que un halo de tranquilidad y libertad nos inundara y nos permitiera gozar de una forma pura de lo que podemos observar desde arriba. No nos sentiríamos condicionados porque no nos sentiríamos parte de la situación, nada tendríamos que ganar o perder en ello.
Salgamos al balcón de nuestra vida y observemos, pues, nuestra manera de pensar, de concebir la vida, las relaciones, el trabajo y todo lo que hacemos. Observemos nuestras ideas desde ese balcón en el que nada tenemos que ganar o perder. Una gran revelación se cernirá sobre nosotros. Aspectos nuevos, genuinos y enriquecedores pasearán por delante de nosotros y desde esa visión podremos enriquecernos, podremos saber escoger y también dejar abandonar.
Las emociones y valores que depositamos en nuestra manera de pensar hacen que nos apeguemos a ellos y no seamos capaces de ir más allá. Caemos en la dependencia muchas veces. No somos libres. No elaboramos nuestro propio pensamiento sino que vivimos con el que arrastramos de atrás, unas veces heredado de los que nos han precedido, otras por nosotros mismos y otras por las circunstancias. ¿Hay más pensamientos más allá del que tenemos en estos momentos? ¿Estamos abiertos a ellos e incluso a la profundidad de los que tenemos?
¿Qué pasaría si cambiáramos de ideas? ¿Y si fuéramos más allá de las que tenemos? ¿En qué cambiaría nuestra vida? ¿Qué aportaría? ¿En que se enriquecería?
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