Todos hemos vivido la experiencia de la crítica en nuestras vidas. Lo que sucede es que éstas se suceden de formas diferentes y las reacciones o actitudes que podemos tener ante ellas pueden variar. Hay dos tipos de críticas, las que llegan a nosotros de forma constructiva y las que llegan de forma destructiva e hiriente. ¿Has pensado que podemos sacar provecho de ambas?
La crítica constructiva es mucho más fácil de asimilar. Es una crítica que trata de aportar a nuestra vida, forma de trabajar o de relacionarnos con los demás algo que mejorará y enriquecerá nuestra forma de ser y estar ante la vida, ante los demás y ante el trabajo que podemos desempeñar y desarrollar.
Ver las críticas como constructivas no siempre es fácil. Muchas veces nos sentimos heridos. Tan sólo tenemos que pensar que la forma en las que llegan a nosotros es una invitación a perfeccionarnos y a crecer. Los que la hacen buscan lo mejor para nosotros, por lo que no es tan difícil el asimilarlas.
El problema real es cuando las críticas vienen o llegan a nosotros de forma despiadada. Lo que prevalece en ellas no es tanto lo bien que se puede llegar a desarrollar algo sino lo malo y cruel que uno puede llegar a ser. Lo que somos se suele mezclar con lo que hacemos o desempeñamos. El juicio moral se mezcla con la capacidad que podemos tener para desempeñar una cosa u otra en la vida.
¿Cómo vivir ante la crítica constructiva o la destructiva?
- Las opiniones de los demás tan sólo son opiniones. No tienen porque ser siempre verdad.
- Las críticas siempre se hacen desde una perspectiva, desde el que las emite. Y quien las emite lo hace por un tipo de conocimiento, de experiencias o de emociones que muchas veces le dan tan sólo un carácter parcial y subjetivo.
- Si lo que se dice es cierto, ¿qué puedo aprender de ello? Si no lo es, ¿por qué preocuparse?
- Si lo que se critica es cierto y puedo cambiarlo, ¡adelante! Si no puedo cambiarlo pues tendré que aceptarme en mis limitaciones, al fin y al cabo, todo, absolutamente todos, tenemos limitaciones. ¿Por qué asustarse de las limitaciones de uno mismo? Los discapacitados, cuando aceptan sus limitaciones suelen desarrollar otros aspectos que antes no solían desarrollar.
Aprovechar las críticas y sacar partido de ella para crecer en un aspecto u otro siempre nos beneficia. Incluso cuando son desafortunadas e hirientes. Cuando las asumimos y seguimos siendo nosotros mismos hemos ganado algo muy importante: libertad frente a los otros y frente a la misma vida. Incluso nos ayuda a comprender la visión, posiblemente equivocada de los que la emiten, lo cual nos lleva a desarrollar mucho más la comprensión y el perdón.
El arma ideal para saber vivir la crítica es el dialogo interno, ese dialogo en el que no tememos ni al otro ni a uno mismo. La tranquilidad y una buena autoestima, un amor hacia uno mismo, son los que generan la tranquilidad para saber ver en todas las direcciones posibles.
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