Hoy ha sido uno de esos días en los que parece que todos los astros se confabulan en contra de uno. Un cliente que te hace recorrer 40 kilómetros, de deja colgado, desconecta su teléfono, pierdes el viaje, pierdes algo más importante como es el tiempo y te quedas con un palmo de narices. Para colmo de males se me muere de repente el teléfono de trabajo y no puedo recuperarlo, toda la información ahí dentro y sin poder encenderlo. Un cliente que tenía apalabrado un piso para mi, se lo embarga el banco y todos mis planes se ven alterados. Y así varias cosas más. Ante un día aciago, ¿cómo reaccionar?
Los días son lo que son, no podemos cambiar los hechos ni las circunstancias, pero si como reaccionar hacia ellas. Hay momentos en los que el mal humor, la desilusión, el sentirse no respetado en el trabajo que se hace, en no poder utilizar los medios que necesitas o tener que reorganizar todos tus planes hacen que te sientas mal. Pero, como decía en una ocasión una buena amiga mia de México, ¿qué puedes aprender de cada situación?
Ante los obstáculos puedo sentirme victima, pero también puedo sentirme creativo. Puedo desilusionarme, pero también es cierto que puedo acrecentar la ilusión y el autoestima si consigo superar y redirigir objetivos planteados. Cada obstáculo nos llama a la superación, cada dificultad a la creatividad, cada puerta que se cierra a abrir una ventana o cualquier tipo de hueco.
Los que así actúan cuando se encuentran con una enfermedad buscan su antídoto, los que que encuentran una familia destrozada intentan reconstruirla, los que se encuentran con un mundo que vive en la miseria buscan la justicia y una mejor globalización.
Dificultad no es sinónimo de abandono, ni de claudicación, ni de rendición, ni de resignación. Dificultad y obstáculo es sinónimo de creatividad, de superación, de excelencia, de búsqueda de lo mejor.
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