29/6/10

Otros puntos de referencia



Ayer tuve la ocasión de conocer a Marta, una joven de 22 años largos con una enfermedad que le impide practicamente ver y hablar, caminar y otras tantas cosas más. Compartirtí con ella, su madre, su tio y parte de mi familia unas horas. Me llamó la atención su rostro sereno y su tranquilidad. Cuando alguien tosía o estornudaba ella sonreía y se reía con una dulzura algo increible. Y ella se encontraba allí, justo en medio de un circulo de persona, cn toda la naturalidad y simpatía del mundo.

Me acordé de Nick, de Adriana, de Tony y de otros tantos que forman parte del mundo de los discapacitados fisicos o sensoriales que mantienen una alegría y serenidad notorias en sus propias vidas. Muchas preguntas surgen en mi mente al poder observar este tipo de personas que afrontan sus realidades con tanta aceptación y entereza. En el caso de Marta que es dependiente total no queda otro remedio, pero tengo que decir que en las tres horas que hemos compartido en su casa no he oido ni un quejido ni he visto una sola señal de queja.

Pero sobre todo también me acordé y tuve presente la situación de mi madre, que nos acompañaba, y que vive una situación bastante especial en sus casi 89 años y que acepta su precaria situación con bastante entereza y responsabilidad.

¿Como surge la aceptación en todas estas personas? ¿Como se van adaptando a lo que hay? ¿Cómo se estimulan para ir alcanzando pequeños logros que les permiten reir, compartir y vivir con los demás?

Son preguntan que quedan dentro de uno para que sean un propio estímulo en nuestra propia vida,

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