Si haces algo diferente
obtendrás resultados diferentes.
Era la primera vez que tenía que pasar por una hamaca o puente colgante para poder llegar al otro lado del río en mi camino haciua un pueblo. En un principio creí que no había problema alguno, pero al poner los pies sobre la hamaca ésta comenzó a tambalearse. Y si a esto le añadí el hecho de ser una hamaca hecha de bejucos y medio destartalada, con un rio debajo que dejaba escuchar el ruído de sus aguas turbulentas, con la impresión de que había una corriente de agua, de ruído y de aire que te llevaban con ella, la cosa cambiaba.
Puse el pie, sentí como se tambaleaba y la duda, el miedo y la indecisión se instalaron en mi. Miré hacia atrás, hacia mis acompañantes, les hize un gesto que ellos comprendieron al momento, pero al que uno de ellos respondió de forma inmediata:
Los pies….., en las cuerdas, entrecruzánose para que permitan el equilibrio, me dijo é de forma muy amable; la mirada al frente, directa al objetivo, al final del puente. No mires para abajo. Siente los bejucos bajo tus pies, y la mirada al frente. No le hagas caso al ruído de la corriente. Y no mires hacia abajo.
Fe y duda, miedo y desafío, quedarse o llegar; toda una serie de sentimientos que se entremezclaban en mi interior. Pero no quedaba otra, tenía que cruzar si quería llegar a mi destino.
Silencio interior, saber que otros eran capazes de hacerlo, confiar en mí, seguir unas pautas, diseñarlas en mi mente, creer en ellas, mirar al frente, no dejarse llevar por los ruidos ni por aquello que podía distraerme: centrarme en lo que hacía, en cada movimiento. Era lo que tenía que hacer
¿Lo más difícil? ¡El primer paso! Pero lo primero era lo primero, lo anteriormente citado. Y llegó el momento. Simplemente cerré los ojos, me visualizé haciéndolo todo. Me centré en el proceso, conté hasta tres y allá fui. Lentamente y sin prisas di el paso.
La hamaca se balanzeaba unos 45 grados hacia los lados. ¿La tentación? Mirar a los lados, hacia abajo, aferrarme y no querer caminar. Pero di otro paso más, mirando al frente, al objetivo, sintiendo cada unión de bejucos bajo mis pies y analizando de reojo y sin perder de vista el objetivo y cada lugar donde tenía que apoyar los pies.
El primer paso es esencial, en el traduces tus pensamientos en acción. En él te liberas del stress que te produce el tener que cambiar de lo conocido a lo por conocer. En él comienzas a confiar más, en ti mismo y en tus recursos, que en aquellas cosas o situaciones en las que te encontrabas cómodo.
El primer paso, el paso que se convierte en motivador y liberador. Todo es cuestión de confianza en uno mismo. Y el pequeño paso, por diminuto que sea, comienza a abrir el círculo y hacer de él una espiral, una espiral que acabará abriendo las opciones, las posibilidades y los mismos recursos de uno mismo. tán sólo un primer paso.
No podía estar mucho más tiempo allí visualizando el miedo y la inseguridad. Miré hacía atrás, y con mi mirada compartí mis miedos, y alguien son sus palabras y experiencia compartió su seguridad, seguridad que yo hize mia y que a lo largo del tiempo me permitió pasar por diferentes hamacas de diferentes hechuras, a una velocidad más rápida e incluso mirando hacia los lados y hacia abajo.
Pon fecha y hora para tu paso. De verdad, márquate un día, una hora, un momento concreto y no dejes que tu paso se vaya pòstergando.No dejes que el tiempo te robe la seguridad y la ilusión. Deja que el primer paso te robe la mente, visualizalo, viviendolo. Pero sobre todo vive la cercanía del objetivo a cada paso que des. Siente el placer de pisar firme, de saber que ahí donde pisas es terrero, bejuco, ilusión firme y con sentido que te conduce al otro lado, a la otra orilla.
Simpemente, el primer paso………
Una canción: Nino Bravo. Libre
No hay comentarios:
Publicar un comentario