Ayer me encontré a Ricardo por la calle; un viejo amigo al que hacía tiempo que no veía. Un saludo efusivo de dos personas que se aprecian un montón y que no se ven desde hace tiempo. Le pregunté como le iba la vida, pués como dije no sabía mucho de él. Me respondió como un “vamos tirando” nada convincente. El lenguaje no verbal le delataba. Su mirada me esquivó por unos segundos, aunque rápidamente volvió a mirarme. Una pequeña mueca insconsciente con sus ojos delataba cierta incongruencia con lo que había dicho. Otro pequeño detalle con su boca en el que parecía morderse levemente los labios también dejaba entrever algo raro. Y el tono de voz le daba un poco más de duda a sus palabras.
“Vamos tirando”, le dije. Parece que la vida, a veces, es cuestión “de tirar”.
“Pues sí”, respondió él. “A veces como que tienes que tirar del carro y como que tienes que soportar grandes cargas para seguir avanzando y disfrutar de la vida”, añadió él.
“Ya veo”, le dije asientiendo con la cabeza y mirándole tranquilamente a los ojos. “Parece que la vida se convierte en una carga, ¿no?”
“Ni que lo digas”, comentó. “¿Sabes lo que es que, día tras día, en el trabajo y en la casa te estén achuchando con cantidad de cosas que no salen como ellos quieren? Llega el momento en el que te sientes inútil, torpe y con la impresión de que no aportas nada. Te centras en las cosas, lo haces lo mejor que puedes, y cuánto mejor quieres hacerlo da la impresión, al menos por las respuestas que recibo, que peor te salen las cosas”.
“Fijate que hay días”, seguía diciéndome él, “que te levantas o que llegas a la oficina y lo primero que te dicen no es “buenos dias”, sino que te señalan cualquier tontería o estupidez, que a veces ni siquiera viene al caso, y con eso ya te bajan la moral. Además, comentaba él, lo hacen de tal manera que da la impresión que van a la caza y captura tuya. No van y te dicen que las cosas no le gustan. Van y te dicen que – tú – eres un inútil. Y eso quieras o no te va tocandoy minando”.
“Pero, ¿te sientes o crees que eres inutil?”, le pregunté.
“No para nada”, respondió él. “Creo ser una persona competente que hace las cosas lo mejor que puede. Es cierto que hay cosas que me pueden salir mejor o peor. Y tu sabes muy bien, que intento mojarme tanto en aquello que domino como en lo que no. Lo que pasa es que en lo que no domino es en lo que me frien vivo. Creo que no se dan cuenta del esfuerzo que hago.”
“Y lo peor es que quieres hacer mejor lo que no dominas y ….”
“Y…, - me cortó él -, que, como no lo domino y quiero que haya un buen ambiente pues ni me convenzo ni acabo de convencer.
¿Qué pasaría si te centraras, no en resolver problemas, sino más bien en alcanzar objetivos en los cuales te sientes fuerte y con capacidad para ello?, le pregunté.
No entiendo, me respondió él. ¿No es lo mismo?
No. En estos momentos estás ejerciendo de bombero. Estás intentando apagar fuegos que tú no has iniciado. Otros tienen expectativas hacia ti, pero sin congar con tus talentos, puntos fuertes o cualidades. Sientes el calor del fuego y te sientes molesto. ¿Las cosas que no te salen bien y en las que crees fallar son objetivos que tú quieres alcanzar para poder ser feliz? ¿Por qué te centras en problemas a resolver y no en objetivos tuyos, personales, asumibles, en los que te sientes preparado, en los que te sentirás seguro y competente, en los que te dará cierta o bastante seguridad en ti mismo? ¿Por qué no trabajas más lo que tienes de forma natural dentro de ti mismo? ¿Qué pasaría si a un jugador de futbol le piden que rinda de la misma manera haciendo largos en una piscina?
Cada uno de nosotros tenemos unas cualidades, le dije, y son esas cualidades las que tenemos que desarrollar. ¿No será mejor centrarnos en ellas que en aquellas que no tenemos? Si hay algo que tenemos que hacer, lo hacemos, ¿no? Si tenemos la cualidad lo haremos bien y ya está; si no estamos tan capacitados lo hacemos y punto. Nos saldrá mejor o peor, pero lo hemos hecho de la mejor manera.
Si, ¿y los demás?, argullo él.
¿Los demás? Respondí yo. ¿Los demás? Deja que cada uno trabaje y se desarrolle en lo que sabe y domina. Tu centrate, pero no en sus críticas, sino en tus objetivos y en tus puntos fuertres. Recibe de las criticas lo que puedan aportar algo positivo a tu vida. Lo que no aporte nada dejalo de lado. Cada uno que gobierne su propia vida. ¿Te imaginas a todos gobernando tu vida? No; gobierna la tuya. Elige tus objetivos, trabaja tus fortalezas, desarrolla tus valores y centrate en lo que tú quieres…. Dile a los demás para lo que estás cualificado y para lo que no. Dile cuales son tus objetivos y metas. Tal vez si ellos te ayuden a conseguirlas tú, en un momento determinado, puedas alcanzar otros objetivos, los que ellos quieren, sin tu darte cuenta. No te preocupes, lo demás vendrá por añadidura.
Una canción: Beatles: Let it be.
Una presentación en Powerpoint:
Alimenta el hemisferio derecho de tu crebro. Encuentra figuras en la siguiente foto.
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