Hay cosas que se te quedan grabadas en el cuerpo y en la mente cuando después de hacer un trabajo te dicen que lo has hecho como un buen profesional. Hoy me lo han dicho en dos ocasiones y la verdad es que me deja satisfecho. Hace unos días también me lo hizo saber un compañero y otra persona que era cliente de él.
Cuando me dicen esto contrasta con lo que hace años me decía de la necesidad de forzar un cierre de ventas y no darle tiempo a pensar a los clientes. De ahí el hecho de enfatizar muchas veces que las compras vienen a ser emocionales. ¿Nos aprovechamos de esto los que vendemos ideas, productos o creencias?
Siempre me llamó la atención la diferencia entre ser vendedor y ser asesor. Personalmente me quedo con lo ultimo. Y así se lo explicaba hoy a dos personas diferentes cuando les mostraba un producto que quería venderles. Una de ellas me preguntaba sobre cual compraría yo. La respuesta fue clara, para mis necesidades compraría esto, pero para las tuyas eres tú quien tiene que valorar. Yo te digo los pros y los contras desde mi punto de vista, pero mis necesidades son diferentes, posiblemente, a las tuyas. Y de acuerdo a las tuyas, tal vez esto sea lo mejor.
Y lo decía sin plan de convencer o de incitar a una venta inmediata. Lo hablaba con tranquilidad, asesorando. Y lo que me dijo al final me llenó de bastante satisfacción: "Cuando hablas no invades, haces sentir paz".
Creo que la impresión que dejas a los demás antes y después de una venta es muy importante, ya que habla de ti y de lo importantes que el cliente es para ti. No ver al cliente como objeto de ganancia, aunque al final sí ganes dinero, sino como alguien a quien tienes que ofrecerle un servicio para satisfacer sus necesidades es lo primordial.
Al final saco una conclusión quien quiere vender acaba forzando e imponiendo, quien asesora respeta la libertad pero, sobre todo, está atento a satisfacer las necesidades de quien busca su asesoramiento.
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